Las tres capas del montañero

Tras comenzar esta sección “por los pies”, en un artículo en el que os explicábamos los diferentes tipos de calzado existentes para adentrarnos en el senderismo y os dábamos una serie de trucos para su elección y prueba, hoy vamos a proseguir por el resto del cuerpo, desvelando los secretos de lo que se conoce como “filosofía de las tres capas”.


El senderismo no solo consiste en realizar una caminata en la que disfrutar del entorno, pues una mala preparación de la misma puede ocasionar que pasemos de una actividad de disfrute a una experiencia horrorosa.

Esta filosofía de las tres capas es aplicable no sólamente al senderismo o trekking, sino que también lo es a todos los deportes de contacto con la naturaleza que se desarrollen en la montaña, como el alpinismo, el sky o la bicicleta de montaña.

La idea consiste en que el sistema de indumentaria técnica debe componerse de tres capas básicas: una interior (de transpiración o evacuación), una intermedia (de aislamiento) y una exterior (de protección). De la combinación de estos tres tipos de prendas, tendremos un control efectivo tanto del traspaso de calor como de la sensación de sequedad y de abrigo.

Capa interior o primera piel

Es la capa que se encuentra en contacto directo con nuestra piel, por lo que es muy importante que tenga una gran capacidad de absorción del sudor y lo expulse al exterior para favorecer su evaporación, con el fin de que nos encontremos secos.

Algunas prendas están constituídas con distintos tipos de hilo dependiendo de la cara de la prenda, de manera que una de las mismas esté adaptada a la absorción rápida del sudor, y la otra a la evaporación del mismo.

Este tipo de prendas suelen estar constituídas en la mayor parte de los casos con tejidos sintéticos, como el poliéster, que ofrecen una gran capacidad de evacuación de la humedad.
Capa intermedia o segunda piel

Como hemos dicho, tiene una función aislante, reteniendo el calor de nuestro cuerpo y protegiéndonos de las inclemencias del exterior, debiendo ser prendas transpirables, de secado rápido, impermeables y cortavientos. En los días en que no sea necesaria una tercera capa de protección, esta será la capa que esté en contacto con el exterior, utilizando una o dos de estas prendas según lo frioleros que seamos.
Capa exterior, membrana o capa de protección

Es una capa fundamental cuando realizamos nuestra actividad favorita en lugares o momentos de mucho viento o lluvia, por lo que queda claro que debe ser una capa impermeable y cortavientos.

Una regla que debemos seguir al elegir cualquiera de estas prendas es la del menor peso y menor volumen.

Para gustos, los colores

Una cuestión que me gustar tener en cuenta es el tema de los colores a utilizar. Si salimos con la intención de disfrutar de la fauna, no soy muy amigo de los colores llamativos (como los rojos, naranjas, verdes y azules chillones) ya que de esa manera mostraremos muy claramente nuestra presencia a los animalitos que huirán de nosotros rápidamente. Prefiero utilizar colores neutros que me permitan mimetizarme, en la medida de lo posible, con el entorno (como los marrones, verdes oscuros, negros o grises).

Pero es cierto que en caso de que nos desorientemos y nos extraviemos los colores llamativos nos pueden ayudar a ser localizados. Por esta razón, yo que suelo utilizar una segunda capa doble, me gusta llevar una de ellas de un color neutro (la que llevaré puesta de inicio) y en otra un color chillón, así tengo la tranquilidad de que, si me pierdo, puedo cambiarlas de orden y llevar en el exterior la capa de color más llamativo para favorecer que me encuentren. Es una cuestión de tranquilidad y de seguridad.

Otra posibilidad es llevar una camiseta de recambio de uno de esos colores llamativos para utilizarla a modo de señal si lo necesito; a día de hoy nunca he tenido que llegar a ese extremo, aunque una vez estuve a punto, pero eso os lo contaré en otro momento cuando hable de orientación, así que si queréis saber qué pasó, seguid atentos.

¿Y las extremidades?

No debemos olvidar proteger de la misma manera nuestra cabeza tanto en invierno, ya que especialmente por esta última se pierde gran cantidad de calor corporal, como en verano para no sufrir una insolación. Para ello, en invierno utilizaremos un gorro de tejido técnico, transpirable, impermeable y de secado rápido.

Para las manos tenemos una gran variedad de posibilidades, pudiendo optar también por la filosofía de las tres capas, dependiendo de lo frioleros que seamos.

Ya conocéis cómo elegir unas botas de montaña y la filosofía de las tres capas; en los próximos artículos os contaremos cómo elegir una mochila, los bastones y demás equipamiento, así que no dejéis de leernos.

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